MASERATI GRANCABRIO.

Con el Maserati GranCabrio, la firma del tridente se inmiscuye en un segmento en el que no encuentra mucha competencia. Y es que es muy difícil encontrar un gran cabrio, de ahí su nombre, que albergue 4 plazas utilizables por adultos y mantenga unas pretensiones de superdeportivo. De hecho, no se me ocurre una alternativa mejor para transportar a cuatro adultos a cielo abierto con un alto grado de deportividad. Aunque sin llegar a ser un Ferrari, claro.

Ni el BMW M6 Cabrio, ni el Porsche 911 Turbo Cabriolet, ni el Aston Martin DBS Volante, ni el Jaguar XJR Convertible son competencia del GranCabrio, ya que sus plazas traseras quedan reservadas a niños, maletas o pasajeros menudos de manera eventual. Ni siquiera queda muy claro que las plazas traseras del Bentley Continental GTC se acerquen a las cotas de las del Maserati.

En el GranCabrio se incluye la última actualización del propulsor que incorporan el Quattroporte Sport GT S y el GranTurismo S, es decir un bloque atmosférico V8 de 4,7 litros de cilindrada que entrega 440 CV y 490 Nm de par máximo. Potencia más que suficiente para disfrutar de la conducción de esta delicia de automóvil, de la que aún no se han facilitado datos referentes a sus prestaciones, pero que se intuyen similares a los del GranTurismo S.

Como es habitual en la marca, la calidad de terminación del interior queda fuera de toda duda. Incluye el tapizado completo en cuero de muy diversas tonalidades o en combinación con alcántara, a gusto del cliente. Si le tenemos que poner un pero sería culpa de la consola central y los mandos de la climatización, de diseño un tanto superado y en un plástico negro que a primera vista desentona con el resto del conjunto. De la capota sólo se sabe que es de lona, ya que ni en el Salón de Frankfurt ni en las fotografías de prensa oficiales se muestra.

Queda patente que el GranCabrio es único en su especie, no hay ningún fabricante que ofrezca un descapotable que pueda sentar a cuatro adultos con una comodidad razonable y que ofrezca una terminación, unas sensaciones y unas prestaciones de gran turismo. Además, ¿quién se atrevería a decir que no le parece bonito?

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