SEBASTIÁN IMPULSA UN GRAN PACTO NACIONAL PARA EL FUTURO COCHE ELÉCTRICO
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, pidió ayer a las empresas españolas interesadas en el desarrollo del coche eléctrico que den un paso adelante para colocar a España a la cabeza de una tecnología que podría revolucionar la industria automovilística.
"La Administración debe ser un catalizador del proyecto, pero es el sector privado el que tiene que sumarse y desarrollarlo, ya que será el gran beneficiado", comentó Sebastián, en una conferencia sobre el futuro y la viabilidad del coche eléctrico organizada por Unidad Editorial, editor de EXPANSIÓN, y patrocinado por Endesa, Renault y AT Kearney.
Industria, que aprobó hace unos meses el Plan Movele con el objetivo de comprobar la viabilidad técnica y económica de esta tecnología, cree que es el momento de ir más allá con una implicación directa de las compañías.
Para ello, Sebastián anunció la convocatoria de una gran cumbre en Madrid para octubre con la presencia de todos los posibles interesados, desde fabricantes de automóviles a empresas energéticas, de tecnologías de la comunicación y de infraestructuras.
Las eléctricas usarán los futuros coches para dar salida a la energía en horas de baja demanda
De esa cumbre, debe salir un Plan Integral de impulso del coche eléctrico, en el que ya está trabajando Industria. "Necesitamos sus aportaciones y sugerencias para recabar ideas y desarrollar un plan que debe ser de todos y con el menor coste presupuestario", subrayó Sebastián, ante un foro de más de cien directivos.
El ministro reiteró que el coche eléctrico tiene que incluirse en el Pacto de Estado de la Energía, que el Gobierno negocia con los partidos de la oposición, y que su impulso será uno de los pilares de la próxima presidencia de la UE por parte de España.
Optimismo
Industria cree que en 2014 pueden circular hasta un millón de coches eléctricos por las carreteras españolas, una cifra que los fabricantes consideran demasiado ambiciosa a la vista de las complejidades técnicas de la tecnología, como la limitación de la autonomía de las baterías y su coste.
Los primeros coches eléctricos homologados por Industria, que llegarán al mercado en 2010, cuestan más de 30.000 euros. El Movele, que pretende introducir en dos años dos mil coches eléctricos, incluye subvenciones de hasta 7.000 euros para la compra y ayudas a los Ayuntamientos de Madrid, Barcelona y Sevilla, para construir 500 puntos de recarga de baterías.
Algunas compañías ya han aceptado el desafío lanzado por Sebastián. El presidente de Endesa, Borja Prado, subrayó que su compañía "quiere jugar un papel destacado en el Movele para impulsar el nuevo modelo de transporte". La eléctrica ya trabaja con Industria para estudiar la viabilidad del proyecto.
Para las eléctricas, el coche enchufable puede ser un gran aliado al dar salida a la electricidad que se pierde en momentos valle del día, especialmente de noche. "Si podemos usar los turismos eléctricos como almacenamiento, lograremos un mayor impulso de las energías renovables", subrayó Jorge Sánchez Cifuentes, subdirector de Tecnología de Endesa. El directivo cree que el sistema está preparado para alimentar la llegada de los turismos, siempre que se enchufen al sistema fundamentalmente de noche.
También se da por descontado el apoyo sin fisuras de todos los fabricantes de automóviles, que preparan el lanzamiento de una oleada de turismos eléctricos. Renault comercializará cuatro modelos entre 2011 y 2012, uno de los cuales podría producirse en la factoría de Valladolid. "Aspiramos a ser un polo de fabricación de esos vehículos", señaló Sebastián. Opel, Mitsubishi, Fiat y PSA Peugeot Citroën, entre otros, también se han sumado a la moda eléctrica.
Plan de Opel
Por otro lado, la comisaria de la Competencia, Neelie Kroes, pidió ayer a las autoridades alemanas que le envíen cuanto antes los planes de reestructuración del grupo Opel, para poder adoptar una decisión lo más rápidamente posible y verificar que las ayudas que se concedan son conformes a las normas comunitarias, informa Ramón R. Lavín. España envió una carta esta semana a Bruselas en la que le reclamó que vigilara el proceso.
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