ESPAÑA FABRICARÁ EN VALLADOLID EL RENAULT_TWEEZY.

Tras anunciar a bombo y platillo el pasado otoño que su planta de Valladolid se encargará de fabricar un coche eléctrico, Renault mantuvo durante semanas un estricto secreto sobre qué modelo de su gama ZE (Zero Emissions) iba a salir de la factoría pucelana..

El coloso francés estaba aplicando el refranero: "Una de cal y otra de arena", deben de haber pensado los responsables de la producción en París. Cuando llegó el anuncio de los modelos que se iban a ensamblar en cada planta, Valladolid no se encontró con un turismo, sino con el Tweezy, un híbrido entre una motocicleta y un microcoche.

Las otras plantas, en cambio, fabricarán coches de verdad: un utilitario compacto basado en el modelo Kangoo, una berlina compacta llamada Zoe y una berlina media, el Fluence, que deriva del homónimo modelo convencional. Esos coches se repartirán, respectivamente, entre las fábricas francesas de Flins y Maubege y la turca de Bursa.

Desde entonces, en España el malhumor ha sido evidente -aunque se ha expresado con la boca pequeña-, sobre todo debido al volumen de la producción, que se situará en unas 20.000 unidades anuales a pleno rendimiento. Muy pocas, si se tiene en cuenta que el Gobierno ha vendido el coche eléctrico como la salvación de la industria automovilística española.

Cabe recordar que en el primer trimestre de 2009 -un año particularmente difícil en lo que a producción se refiere-, la factoría vallisoletana fabricó 44.535 automóviles, más del doble de la producción anual prevista para el Tweezy.

Este centro de producción lleva años en crisis, en parte debido al escaso éxito que ha logrado el Renault Modus, modelo que se fabrica allí en la actualidad. Así, los máximos directivos de la multinacional gala decidieron el cierre de la fábrica, una resolución a la que el Gobierno de España se opuso, ofreciendo apoyo para fabricar coches eléctricos.

En efecto, la fábrica se salvará, pero sólo en parte se deberá al nuevo producto eléctrico de la firma del rombo. Se prevé que en 2013 salgan de sus cadenas 100.000 coches, de los cuales 80.000 serán convencionales. Según reconocen fuentes de la propia Renault, "Valladolid no se hubiera salvado sin que se le adjudicara la producción de un coche convencional".

"Hasta la llegada del modelo convencional capaz de garantizar el volumen de la producción en Valladolid -añade un portavoz de la misma compañía- nadie se atrevía a hablar de la fabricación de un coche eléctrico, hasta el punto de que nos estábamos preparando para comunicar el cierre de la planta".
¿Una opción segura?

Eso sí, no todo son malas noticias. Fuentes conocedoras del mercado consultadas por elEconomista indican que, a largo plazo, el hecho de que se le haya adjudicado a Valladolid un coche de escasas dimensiones no tiene por qué convertirse en un agravio comparativo frente a otras fábricas.

"Los automóviles eléctricos serán perfectos para los desplazamientos en el ámbito urbano, pero su efectividad en las largas distancias es menor", explican. "Al ser el Tweezy un coche diseñado para la ciudad, la propulsión eléctrica podría ajustarse a las necesidades del mercado", concluyeron. Pese a ello, muchos dudan que un modelo que sólo alcanza los 75 km/h de velocidad máxima logre crear la demanda suficiente para ser rentable.

Otros aseguran que es pronto para que los coches eléctricos se fabriquen en gran cantidad. "No es razonable que una tecnología revolucionaria para el automóvil se implante de forma masiva desde el comienzo. Todo llegará, poco a poco", explican fuentes industriales.

El aspecto positivo de que Valladolid fabrique un coche eléctrico -aun en un volumen mínimo- es que se creará alrededor de la planta un entramado empresarial con algún conocimiento tecnológico sobre este tipo de coche. Si al menos se lograra este objetivo, los conocimientos de los proveedores podrían volverse útiles en un segundo momento. Si la movilidad eléctrica tiene éxito, Valladolid podrá especializarse en esta tecnología para seguir ensamblando coches en la próxima década.

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