SEGÚN UN ESTUDIO SÓLO EL 10% DE LOS COCHES QUE CIRCULAN EN ESPAÑA LLEVA ESP
Este mecanismo de ayuda a la conducción llegó al mercado hace apenas doce años y está considerado como uno de los mayores avances que incorporan los coches modernos en materia de seguridad.
Uno de cada tres accidentes graves en España se producen como consecuencia de la pérdida de control del vehículo, una circunstancia que podría evitarse en el 40% de los casos si el automóvil implicado en el siniestro estuviera equipado con el un sistema electrónico de control de estabilidad, más conocido por su acrónimo inglés ESP.
Sin embargo, según un estudio realizado por el instituto de investigación Centro de Zaragoza, en colaboración con la compañía de componentes para automóviles Robert Bosch, se estima que sólo entre el 10% y el 12% de los turismos y todoterreno que ruedan por las carreteras de nuestro país disponen de ESP.
Según dicho estudio, si todos los vehículos tuvieran control de estabilidad se podrían salvar más de 700 vidas al año en España y reducir en 4.000 el número de heridos graves, lo que se traduciría, además, en un ahorro para las arcas del Estado en torno a los 1.000 millones de euros anuales.
La Comisión Europea estudia en estos momentos la implantación del ESP como elemento obligatorio en todos los vehículos nuevos a partir de 2011, una medida que apoya Centro de Zaragoza, quien también solicita al gobierno que contemple una ayuda extra en el Plan Prever para aquellos que compren un coche con ESP, y pide a EuroNCAP, organismo de reconocido prestigio en la evaluación de la seguridad de los automóviles, que no conceda la máxima puntuación de cinco estrellas a ningún modelo que no ofrezca el control de estabilidad de serie en toda su gama.
El estudio del instituto de investigación aragonés, que tiene como fin principal concienciar a los conductores de la importancia de este sistema, pone de manifiesto que, aunque el 57% de los turismos y todoterreno que están a la venta llevan ESP de serie, el comprador todavía no le da la importancia que merece, pues sólo lo solicitan el 6% de los usuarios cuando forma parte del equipamiento opcional por el que hay que pagar un sobreprecio.
En el lado de los fabricantes, únicamente 16 de ellos cuentan con una gama de vehículos en la que todos montan el ESP de serie, mientras que cuatro constructores modestos no lo tienen en ninguno de sus productos.
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