EU CO MEU COCHE FAGO O QUE QUERO
Las muertes en la carretera no frenan a algunos jóvenes que continúan haciendo locuras al volante. Otros reconocen haberse moderado tras los últimos accidentes
Una semana. Solo una semana. Ese es el tiempo que ha pasado desde el último accidente de tráfico mortal en la Costa da Morte, en el que dos muchachos de 22 y 27 años murieron al regresar a casa después de una noche de copas. Pero la vida continúa, sobre todo si se tienen veinte años. El jueves, cuando aún habían pasado únicamente cinco días, hubo algunos que repitieron el que podría haber acabado convertido en un nuevo making off de otra tragedia mortal.
No lo hicieron en Ponteceso, ni en Santa Comba, los lugares de cita habituales del sábado noche. Lo repitieron en las fiestas de Laxe. Cuando hay verbena en algún concello de la comarca, los pubs de los epicentros de la movida nocturna echan el cierre. Por eso, tampoco abrirán los locales de Ponteceso el fin de semana que viene. Hay fiesta en Malpica.
La noche es joven en Laxe. Un chaval de 19 años natural del municipio de Coristanco ha venido a ver lo que se cuece en esta villa costera con unos amigos. Toman unas copas en una mesa que mira al mar ubicada en una cervecería local. Ha venido conduciendo desde su pueblo y volverá a casa en su Peugeot 207. Non vou durmir aquí, responde. La velocidad no le asusta, tampoco regresar tras haber bebido unas copas. Está claro que co meu coche fago o que quero, sentencia.
La temeridad con la que conduce le hace creerse un héroe. Lo deja entrever su discurso. Escachei o coche tres veces, dúas desfíxeno, pero non teño medo, non me pasou nada, comenta ante otros tres amigos. Su historial es largo, aunque tenga una antigüedad de solo diez meses en el permiso de conducir.
Desde que en octubre del 2007 sacó la licencia, junto con los tres accidentes también le han retirado ya un mes el carné por exceso de velocidad y la semana pasada volvieron a quitárselo por superar el índice de alcoholemia permitido. Trouxen o coche igual hoxe porque aínda non se fixo efectiva a retirada, aínda non lles deu tempo, explica. Mientras, uno de sus colegas apunta que «é un tolo», un calificativo al que responde con una sonrisa, un gesto que delata un «dame igual» y un apunte: Correr non corro porque vou sentado, correr corre o coche. Tal vez por eso uno de sus amigos asegure que ya vino con otro a la fiesta.
Pero no todos son como ese joven de Coristanco. «Tolos hainos, pero ponlle que hai un entre dez. Hai algún flipao que pinta o parvo. Váiselle a olla», explica Efrain, un joven de 23 años de Vimianzo que vino a celebrar la fiesta con unos amigos de Laxe y han improvisado un guateque particular en el puerto.
Ahí, aparcado junto a un tablón convertido en barra de bar, tiene aparcado su coche, un Seat Ibiza con faldón y llantas de última generación. Efrain bebe zumo y cuando quiere tomar algo de alcohol «o coche lévao a miña chavala», apunta. Pocos en Laxe son los que utilizan el coche por la noche. «En Vimianzo e nos pobos do arredor hai máis costume, pero aquí é verdade que van en Noitebús. Os pais quítanlles as chaves do coche da man se os ven que marchan co coche pola noite. O bus é máis barato que o taxi», apunta.
«O autobús quitouche moitos accidentes, pero teñen que poñer a alguen que axude ao conductor. Por aquí a xente vai moi cargada e claro...», explica Pablo, que a sus 21 años es un usuario habitual del servicio. «Imaxínate, a semana pasada colleron un extintor e vaciárono enteiro dentro do bus. Tuvo que parar en Neaño y tiveron que traernos outro para que nos levara. É que no bus de Laxe hai moito follón», añade.
Carlos, Calipo, también asegura que va en el bus, menos cuando va a Santa Comba. «Cando vou alí, que hai uns 33 ou 35 quilómetros, quédome a durmir. Con estos accidentes estamos moi escarmentados», apunta este chico de 27 años.
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