LA UNIÓN EUROPEA ESTUDIA RETRASAR HASTA 2015 EL LÍMITE DE EMISIONES DE LOS COCHES.
Los países de la Unión Europea han alcanzado un principio de acuerdo para retrasar de 2012 a 2015 la plena entrada en vigor del recorte obligatorio de emisiones de CO2 de los coches. Se trata de que los fabricantes dispongan de tres años más para adaptarse al nuevo límite de 130 gramos de CO2 por kilómetro, que se introducirá de forma gradual.
Los Veintisiete utilizarán ahora este compromiso, que se alcanzó el pasado viernes, para negociar con la Eurocámara, que hasta ahora ha respaldado las propuestas iniciales de la Comisión. La primera ronda de negociaciones se celebra este martes. El objetivo de la presidencia francesa es llegar a un acuerdo antes de que acabe el año.
La Comisión Europea había propuesto obligar a partir de 2012 a cada fabricante a garantizar que las emisiones medias de su flota de vehículos nuevos están por debajo de los 130 gramos por kilómetro. Además, se deberán lograr otros 10 gramos por kilómetro de reducción mediante medidas adicionales como el uso de biocarburantes o la mejora de los neumáticos.
El compromiso acordado entre los 27 diluye este objetivo y señala que en 2012 sólo deberá cumplirlo entre el 60 y el 65 por ciento de la flota de cada fabricante. El porcentaje aumentará progresivamente durante los años siguientes y sólo en 2015 la totalidad de la flota de cada fabricante estará obligada a emitir menos de 130 gramos por kilómetro.
El retraso del objetivo fue propuesto por la presidencia francesa y ha contado con el respaldo de los principales países fabricantes de coches, como Alemania, España, Italia o Eslovaquia, según explicaron fuentes diplomáticas. Otros Estados miembros, especialmente los que carecen de industria, siguen defendiendo un objetivo más ambicioso aunque aceptan que se use la propuesta de Francia para negociar con la Eurocámara.
El acuerdo entre los Estados miembros introduce un objetivo de reducción a largo plazo que no aparecía en la propuesta original de Bruselas. En concreto, propone que el límite de emisiones de CO2 en 2020 se sitúe cerca de 95 gramos por kilómetro. Además, se fija un complejo sistema para calcular las multas a las que se enfrentarán los fabricantes que incumplan los límites que en términos generales suaviza el plan inicial de la Comisión.
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